Ahora sí, crea tu empresa

El primer paso fue encontrar o inventar una muy buena idea de negocio, el segundo fue someterla a un riguroso proceso de validación y ahora, el tercero y último, es hacer de esa idea validada una empresa.

Sobre los primeros dos puntos ya escribí anteriormente, si te surgen dudas o te pierdes mientras lees este artículo, mejor regrésate, léelos con calma, y aquí te espero para continuar la lectura y seguir el hilo de la historia.

Crear tu empresa significa formalizarla y tres excelentes herramientas para lograrlo son el Plan de negocios, el Business Model Canvas y la metodología EMyth. Probablemente estés mucho más familiarizado con la primera que con las otras dos, ya que es que la se enseña comúnmente en las universidades e incubadoras desde hace muchos años. El Modelo Canvas es una evolución del primero (no lo sustituye) que busca simplificar las cosas y se enfoca en la propuesta de valor de tu empresa. La metodología EMyth busca que tu empresa trabaje para ti y no tú para ella; lleva poco tiempo en México y aquí en Mérida la principal promotora y coach es Maru Medina con su proyecto Iniciadores.

Tal vez te suene extraño que ponga como último paso el crear tu empresa y sobre todo hacer tu Plan de negocios, comúnmente nos dicen lo contrario porque en teoría debería funcionar, pero en realidad sirve de muy poco debido a que para lograr un Plan de negocios útil necesitas alimentarlo con información real y validada que te permita hacer estimaciones confiables, de otra manera sólo es una fantasía; muy peligrosa por cierto ya que va de por medio tu patrimonio y tu tiempo. Visto así tiene mucha lógica que hagas un plan con base a los resultados del proceso de validación para que todo fluya con naturalidad. Las siete partes que componen el Plan de negocios (Empresa, Producto, Mercado, Producción, Personal, Finanzas y Plan de trabajo) van formando un proyecto sólido y con altas probabilidades de éxito, al mismo tiempo que tienes una herramienta viva y flexible que irá evolucionando junto con tu empresa. El Modelo Canvas te ayuda a contemplar la visión general de tu proyecto enfocándose en el modelo de negocio, es decir, la manera en que tu empresa generará ingresos a través de tu propuesta de valor. Hacer ambos al mismo tiempo es una muy buena idea, porque mientras el primero te exige meterte en todos los detalles, el segundo hace que no te pierdas en los mismos y tengas siempre en mente la esencia de tu idea de negocio.

Por otro lado, la metodología EMyth llevará tu empresa a otro nivel, uno donde opera perfectamente bien y no requiere tu presencia para hacerlo. Para lograr esto necesitas pasar por otro proceso de crecimiento personal y empresarial que empieza por cambiarte a ti, continúa por visualizar tu empresa ideal y sigue por crear los sistemas que harán que tu empresa opere solita. Como dice mi querida coach Maru: “vas a crear tu propia obra de teatro de la que tú eres el escritor, director y productor”. Es una excelente analogía porque implica un guion, varios actores, equipo de apoyo, un escenario, un público, muchos ensayos, un presupuesto y finalmente, la puesta en escena, es decir, la operación diaria de tu empresa.

Entonces, empieza por el Modelo Canvas para que definas las bases de tu modelo de negocio y tu propuesta de valor. Al mismo tiempo, trabaja el Plan de negocios que te llevará paso a paso en la formalización y configuración inicial de tu empresa, desde lo más elemental como darte de alta en el SAT hasta cuestiones más complejas como los perfiles de puesto y tu proyección financiera. Ambos ejercicios pueden sonar difíciles, pero recuerda que ya cuentas con información sólida sustentaba por semanas o meses de validación que te hará más fácil armarlos, y claro, asesórate cuando te pierdas o no entiendas, consulta la extensa bibliografía sobre ambos temas y, para empezar, contrata a un buen contador confiable y actualizado para que te ayude de inicio con lo fiscal. Lo ideal sería contar con un asesor por cada área de tu empresa, pero eso sería muy costoso, así que a estudiar, aprender y consultar todas las fuentes que te ayuden en el proceso. Tú tranquilo, después y de manera gradual, al ritmo que vaya creciendo tu empresa, tu equipo de trabajó lo hará también e incluirá especialistas de cada área.

Esto de “crear” tu empresa es un proceso en el que estarás involucrado en todas y cada una de las facetas de la misma, absorberá de ti mucha energía, tiempo y recursos porque trabajarás en los tres perfiles del emprendedor simultáneamente: técnico, gerente y estratega. Es normal que al principio ocupes la mayor parte de tu tiempo en lo técnico u operativo ya que estarás haciendo muchas pruebas, correcciones y decisiones hasta que poco a poco irás delegando estas tareas en tu equipo de trabajo con base a los primeros sistemas que vas a crear. Para lograrlo es muy importante que siempre tengas en la mente esta pregunta: ¿cómo hacerle para que mi empresa opere como quiero sin que yo esté dentro?, de esta manera, a cada tarea le crearás un manual para que eventualmente lo ejecute otra persona. Con esto en marcha tu tiempo ahora se enfocará en lo gerencial, es decir, serás el facilitador general de tu empresa y, como con las tareas técnicas, comenzarás a crear los manuales para delegar éstas también. En este punto, tu horario ya está más desahogado y tendrás tiempo para dedicarlo a lo estratégico, no es que pase de un día para otro, pero, si no pierdes la visión, irremediablemente sucederá. Trabajar en lo estratégico significa, en muy pocas palabras, idear nuevas o mejores formas que hagan crecer tu empresa. Imagina que puedes ver todo desde arriba, el panorama completo, “the big picture” como dicen, ¿qué verías y que mejorarías?

Para terminar una reflexión y una moraleja, en México 8 de cada 10 nuevas empresas cierran en el primer año de operaciones y todas las explicaciones apuntan a la falta de capacidad administrativa de los emprendedores, en parte tienen razón, pero antes de eso, gran parte del fracaso se debe a que no validaron antes la idea de negocio, es decir, muchas de esas empresas nunca debieron existir. Viene la moraleja: nunca hagas una empresa de una idea de negocio que no esté validada, o, dicho de otra manera, crea tu empresa solamente cuando hayas validado la idea de negocio.


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